El Cafecito

De lugares comunes, aniversarios cafeinómanos y cambios de estafeta, por Dorismilda Flores Márquez

9 comentarios

Prefiero lo ridículo de escribir poemas

a lo ridículo de no escribirlos.

Wislawa Szymborska

La tentación de caer en lugares comunes, en este breve texto, es muy grande, tal vez más grande que mi aversión por ellos. Podría decir que siete años no son pocos. Es cierto, no son pocos. Cuando un proyecto inicia, uno suele querer que sea para siempre y, a la vez, sabe que no puede saber cuánto durará. Cuando han pasado siete años desde la primera vez que se publicó El Cafecito, una sonrisita de satisfacción se dibuja en mi cara… siete años, guau, siete años de gratas experiencias, incertidumbres, desveladas, tardanzas y sorpresas. Celebro la permanencia de un proyecto libre, como éste; que, de tan libre, a veces ha quedado maravilloso y otras veces ha quedado francamente guango, a veces ha sido puntual y en ocasiones ha desaparecido cual jovencillo que se pierde en la fiesta, a veces ha costado mucho conservarlo, pero siempre ha valido la pena.

Podría hablar de aquellos sin quienes no hubiera sido posible mantener El Cafecito estos siete años y publicar, como lo he hecho en otras ocasiones, el listado cada vez más largo de colaboradores; pero hay otro listado del que no se conocen todos los nombres, de quienes suele quedar rastro en los comentarios y en las estadísticas: los lectores. Nadie escribe, toma fotos o hace cartones para no ser leído. Hay ciertas cosas que sólo adquieren sentido cuando se comparten y los otros expresan su gusto y también su disgusto, se identifican, vibran, se ríen o se preocupan con uno. Ningún colaborador de este proyecto ha recibido un solo centavo por sus colaboraciones, que han sido muchas y muy importantes; el capital que aquí se genera es otro y qué bueno que así sea. Quizá lo más importante es que El Cafecito ha propiciado los encuentros, uno de los más significativos es el de Aleida Gallangos Vargas —quien, por cierto, ha hecho las fotografías de este número—; ella vino a este espacio en busca de su primo y terminamos siendo entrañables amigas.

Podría, sobre todo, decir que esto “no es ‘adiós’, sino ‘hasta luego’”. Es cierto, he de hacer una pausa de cuatro años, por otro proyecto que debo atender, que me exige mucho mucho muchísimo tiempo. Pero El Cafecito no ha de padecer mis complicaciones de tiempo y es aquí donde ha entrado al rescate mi amiga Arlette Luévano Díaz, que coordinará la publicación en este tiempo. Sí, sí, la mismísima Arlette, gran poeta, ganadora del Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta en 2006. Sospecho que para ella será como regresar con un viejo amor, tras haber sido la editora del suplemento cultural Ananke durante más de 12 años. Sospecho que para El Cafecito será maravilloso encontrarse con otro sabor. Aunque Arlette sólo ha aparecido en este espacio dos veces, ha estado presente en los años más recientes y su apoyo ha sido valiosísimo; ahora, su generosidad y disposición, hacen posible que este esfuerzo continúe.

La tentación de caer en lugares comunes no pudo ser resistida por quien esto escribe, hasta las últimas líneas… he de volver, volver, volver. Gracias a todos los que han estado y los que vendrán.

Dorismilda Flores Márquez es Licenciada en Comunicación Medios Masivos por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Maestra en Comunicación de la Ciencia y la Cultura por el ITESO y estudiante del Doctorado en Estudios Científico-Sociales en la misma institución. Solía editar El Cafecito, casi siempre de madrugada.

9 pensamientos en “De lugares comunes, aniversarios cafeinómanos y cambios de estafeta, por Dorismilda Flores Márquez

  1. Querida Dorix.
    Realmente es un honor participar en este valioso proyecto y mi agradecimiento es profundo. Agradecida por todo, por la vida, por las oportunidades, por los encuentros magicos y bonitas amistades. por que vale la pena caminar a lado de tan valiosa mujer como tu, porque es un honor tenerte como amiga y como compañera de trabajo, este es el verdadero pago que nos enriquece no material sino espiritual.

    Aquí estaremos esperandote para la celebrar y aplaudir tus logros y tus esfuerzos.

    Abrazos inmensos.

  2. Pingback: 7575 México, El Cafecito, agosto 2011 « Octavio Islas [octavio.islas@proyectointernet.org]

  3. Felicidades por lo caminado en el cafecito y… ¡Ánimo Dorix! Los cuatro años que siguen van a ser como cuatro minutos…(ya sabes el final). Te conozco como incansable, pero supongo ya no puedes hacer más con las miserables 24 horas que tiene cada día. Abrazo fuerte.
    Diana

  4. Aleida querida, no sólo muerdo mi rebozo tras leer tu comentario, también se me han aparecido unas cuantas lagrimitas. Gracias muchas.

  5. Octavio, gracias, como siempre 🙂

  6. Diana, cuatro minutos, qué felicidad. Gracias por todo. Otro abrazo desde este lado de la pantalla.

  7. Dorix…Sabes que eres una digna representante de las mujeres hidrocálidas que persiguen sus metas y objetivos, quizá con tenacidad y en muchas ocasiones con aferración, la preseverancia sumadas a la alegría de vivir se suman en tú persona. Adelante. Jamás mires para atrás, disfruta esta nueva etapa, es importante agradecer el camino que haz trazado, así que, vivelo, como sólo tú lo sabes hacer. Tienes una gran tarea, la más trascendente diría yo. «CONTIGO MISMA». Un fuerte Abrazo y mis mejores deseos. Gracias.

  8. He de confesar que pocas veces he leído El cafecito, y en esta ocasion me sobre llama la atención el hecho de que ya han pasado siete años desde que todos tratábamos de terminar ese proyecto final, siete años de haber egresado de la carrera y siete años de ver, leer, conocer, admirar, a quienes están sedientos, como dirías tu, de nuevos sabores. Felicidades!

  9. Gracias muchas, Magali y Rocío.

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