Los ángeles aún siguen dormidos.
Ahora no necesitas caminar de puntitas con un cuchillo en las manos.
¡Nena!
Si notas que tus senos quieren estallar,
¡Sacude la cabeza y acomódala en la roca que cae del cielo.
¿Sabes?
la roca que cae es vida,
es vida lenta y profunda.
¿Crees en la lluvia?
Yo creo en la lluvia y en los cisnes.
La lluvia da vueltas en mi cabeza si estoy desnudo
y los cisnes picotean mi fe cuando vienes a mí.
A veces los cisnes me hacen desangrar sobre tu espina dorsal.
¡Nena!, te sé morir, vaciar y sé beberte.
Aún recuerdo que apedreé tu cara donde escribí mi nombre.
Yo gruñí como un perro al mirarte ajena.
Sé que eres tú, cuando vienes a mí con tus ojos de monja rabiosa.
Tus ojos de monja rabiosa los conozco bien.
Sí, el amor cala
lo sé cariño, lo sé.
Quema como la rosa
como la sal
como tu estúpido regreso.
Quema demasiado.
* del libro “Mi casa se ha vuelto ave”
Pablo Antúnez (Durango, México) Practica la poesía y la narrativa. Es autor de los títulos: El amor es una bestia sin huesos (poesía), Mi casa se ha vuelto ave (poesía), Lecciones del cuervo y otros cuentos (narrativa) y Amárrate a una escoba y alcanza el cielo (poesía). Premio IMAC de poesía, 2013. Tercer Premio Internacional Atiniense, 2010.