Para creer, como tú, en las palabras
tendría que existir alguna
que nombrara las manos de mi padre,
una que explicara el peso del mundo,
o el aire que rozó mis dedos en la oscuridad de la noche solitaria.
Tampoco el tiempo me dice nada.
Era 1861, o el invierno del 47,
cualquier día de febrero,
siempre demasiado tarde
y más años sobre mí de los que podría reconocer.
Pero sé, como tú, que el océano
está en guerra constante y aún así permanece inagotado;
que hay cadáveres flotando en los ríos de la memoria
y bajo sus párpados atrofiados está el sueño reluciente
y sordo de un domingo de fiesta y baile y algodón de azúcar.
Conozco, como tú,
que la verdad es una, breve y cristalina,
hermosa e incomunicable.
Arlette Luévano nació en 1976 en Aguascalientes, México. Ha publicado los poemarios Casi Verde, Rituales, Apostillas Negras, Tercera Persona, Informes sobre Trenes que llegan y desaparecen, Casa en Ruinas y No basta con nombrar al llanto llanto