*
La sangre
misteriosa
huye de la piel para alcanzar la piedra
Esto provoca
un dolor infinito sobre el cuerpo
El sol celebra
no alcanza a reconocer
que una naciente belleza ahora lo opaca
La piedra
que jamás ha conocido de ambiciones
recibe fríamente
a ese líquido sobreviviente del desierto
al verlo pregunta solamente
cuál es tu nombre
de dónde vienes
y la sangre en un instante
comienza a avanzar
en dirección contraria
*
Cuando regresé a esta casa,
olía aún al incendio,
el fuego que sucedió mientras no estuvimos,
la destrucción cruel, a medias,
que permitió sobrevivir a los muros
y verlos consumirse
solos
solamente.
Volví para pensar en ti,
para recordar tus pasos sobre las cenizas,
tu voz que había olvidado
sobrevivía al polvo en los rincones.
Pero las ventanas
desamparadamente desnudas
la casa sin mar,
sin carreteras,
sin cielos azules,
sin lluvia en el patio
me gritaron que no entrara
para no cometer
el mismo error dos veces.
Arlette Luévano Díaz (Aguascalientes, 1976) es Maestra en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Iberoamericana. Ha publicado los libros de poesía Casi verde, Apostillas negras, Casa en Ruinas (Premio Efraín Huerta 2006) y No basta con nombrar al llanto llanto. También, en ediciones colectivas, han aparecido los poemarios Rituales, Informe sobre trenes que llegan y desaparecen y Tercera persona.
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